Desde que el COVID 19 se declaró una pandemia, diariamente se produce información que se mantiene en constante cambio y actualización a través de los diversos medios de comunicación, debido a esto es necesario saber cómo trasladaremos y adaptaremos la información oficial a los niños.
Es importante que tomemos en cuenta la capacidad de compresión y la etapa evolutiva en la que se encuentran para poder saber cómo darles a conocer esta información de la manera más adecuada.
De acuerdo con Fonseca (2003), los niños menores a los 4 años de edad están ubicados en un periodo de incomprensión acerca de: qué es, cómo se genera y cómo se puede evitar la enfermedad. Por lo tanto, la manera más conveniente de introducir esta información a los pequeños es por medio de dibujos o representaciones gráficas sencillas, así como cuentos que sean adecuados a la edad.
A continuación, adjunto el link de 3 libros muy recomendados los cuales además están traducidos en diversos idiomas:
· “Covibook” de Manuela Molina
· “Rosa contra el coronavirus” de Mercedes Bermejo
· “Mi héroe eres tú” de Helen Patuck
Generalmente durante la etapa de los 4 a los 10 años de los niños, es cuando sus padres o cuidadores se preguntan acerca de si comunicarles o no todo lo que está sucediendo. La respuesta a este cuestionamiento sería que realizarlo es tanto importante como necesario.
Esto se debe a que los niños se mantienen en contacto con lo que ocurre a través de lo que escuchan y lo que ven; el problema de esto es que, por lo general, solamente logran comprender algunas de las cosas, dando espacio a que la imaginación rellene aquellas dudas y pueda crear escenarios que puedan generar ansiedad. (Lee aquí sobre como sobrellevar el estrés y la ansiedad con los niños/as)
Las recomendaciones que se tienen a los padres para cuidar la información que transmiten son:
· Buen manejo del estrés ante noticias.
· Cuidar las conversaciones que tengo con otros adultos en presencia de niños, en especial si son temas que generen preocupación.
· Transmitir información de sitios oficiales, tratar de no alarmar a través de la perspectiva propia.
· Supervisar y acompañar a los menores en caso de navegar en internet.
· Introducir la información de poco a poco a los niños para no sobrecargarlos.
· Contestar las dudas que puedan surgir.
· Mantenerse en contacto con familiares, si es posible a través de videollamadas, esto con el fin de procurar seguridad acerca del estado de salud de sus seres queridos.
· Dedicarle tiempo a reconocer que emociones están vivenciando los niños y ayudarlos a vivirlas de la manera más adecuada.
A partir de la adolescencia, ya son capaces de entender que el proceso del principio de la enfermedad y su curación proviene del cuerpo, son capaces de comprender de manera más concreta la información.
Debido a esto, las recomendaciones que se tienen para esta edad son:
· Preguntar acerca de qué les preocupa.
· Ayudarlos a identificar las emociones que están viviendo.
· Crear un espacio en el que puedan compartir qué es lo que saben, contestar sus dudas y corregir en caso de tener información falsa.
Muchas veces como padres se tiene el miedo de no saber que responder ante los cuestionamientos que realizan los pequeños, es importante no presionarnos y recordar que no es necesario tener respuestas para todo y que no todo tiene respuestas, como por ejemplo: “¿Cuándo voy a poder volver a jugar con mis amigos en recreo?”. Esta es una situación de la que no se puede tener certeza y por lo tanto lo más indicado es tratar de encontrar una respuesta juntos, basándose en la información con la que se cuenta y de esta forma propiciar que el niño elabore un razonamiento acerca de la situación.
En todos los casos, es considerable que en casa se normalice hablar acerca de la información que surge de la pandemia, el aislamiento social y de cómo nos hace sentir todo lo que está sucediendo. Todo esto con el fin de que se abran los canales de comunicación y se puedan expresar de una manera más espontánea los estados emocionales de cada integrante de la familia, así de esta forma poder contar con una mejor higiene mental, aparte de que brindará una sensación de apoyo y seguridad.
Bibliografía
Fonseca, M. S. (2003). La pedagogía hospitalaria y el niño enfermo: un aspecto más en la intervención socio-familiar. Revista de Pediatría, 24(71), 447-468.
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